viernes, 3 de julio de 2009

Viernes, 3 de julio

Pueblecito en Eslovenia
A la mañana siguiente, después de revisar los coches, partimos hacia Venecia, pasando cerca de Monza. Salimos de Italia para entrar en Eslovenia.

En Eslovenia pasamos varios peajes sin pagar, ya que tenían las barreras levantadas y no había personal. Cuando acaba la autopista, después de pasar por Ljubjana (la capital), la policía para al segundo coche y le dice que debían haber comprado una pegatina para los peajes en la gasolinera y que tendrán que multarles con 150 € más los 15 que costaba la pegatina. La manera que tienen de avistar a los infractores es mirando con unos prismáticos desde lejos y ver si tienen la pegatina correspondiente.

La primera toma de contacto con Eslovenia no fue muy halagüeña, pero la maravillosa gente, los preciosos paisajes del país y sus bajos precios nos hicieron cambiar de parecer rápidamente, pareciéndonos un paraíso.

Eslovenia tiene un paisaje montañoso, lleno de vegetación, salpicado por hermosas viviendas, cuidadas con exquisitez, al igual que sus jardines y huertos.

Cogemos una pequeña carretera porque la autopista nos llevaba a Croacia antes de entrar a Hungría. La carretera desaparece, convirtiéndose en pista muchos tramos. Paramos a cenar en un restaurante de carretera, donde se celebraba una gran fiesta con música en directo. Al final conseguimos cenar, la camarera hablaba algo de inglés y fue muy amable. Además, la cena fue tan abundante que pudimos comer al día siguiente las sobras que nos metió en un Tupper, pagando 14 € por todo.

Además, la encantadora camarera nos localiza dos habitaciones perfectas al lado del pueblo por 60 €. Le regalamos una botellita de vino español.

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