Río
Nos levantamos mientras todos seguían durmiendo la mona. Continuamos la Chusky Track, se llama así porque la cordillera se llama Chusky, viendo que es mucho más bonita y cuanto más nos adentramos menos turistas rusos de vacaciones, algunos sitios flipantes para acampar y no la disco de la noche anterior.La carretera avanza paralela a un gran río y cada vez las montañas son más grandes, el paisaje sobrecogedor, unas montañas con bosque tan frondosos que no se veía entre los árboles. El río era muy caudaloso y verde esmeralda, seguramente agua de deshielo ya que las cumbres estaban nevadas. Había grupos de gente haciendo rafting.
Nos acercamos a la frontera de Mongolia y como no queríamos cometer el error de pasarla de noche, decidimos buscar alojamiento en un pueblo cercano a ésta.
Las dos opciones que teníamos de hotel eran a cuál mejor, evidentemente como vamos sobraos nos fuimos al mejor. Allí disfrutamos de una estupenda habitación para los cuatro, hecha de tablones y papel que parecía que lo había puesto los fans del Fary. Además de este lujo compartido por los cuatro en la misma habitación, solamente había un baño para todo el hotel. Sí, sí, para todo el hotel, si se puede llamar hotel a una casucha mal hecha con unas cuantas habitaciones.
Como buenos aventureros nos hicimos la cena y nos echamos en los estupendísimos somiers de madera con una espuma encima de menos de cinco centímetros (durita para la espalda). Dormimos con ciertos nervios por la última frontera, aunque ya le habíamos ganado la apuesta a Javi “el niño” (llegamos a la segunda entrada de Rusia).
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