martes, 7 de julio de 2009

Martes, 7 de julio (San Fermín)

Iglesia ortodoxa
Jenni se levanta con el tobillo como Ganesha (diosa india con cuerpo de elefanta). Alex le pone una agujita en el brazo para disminuir la hinchazón y quemar los tóxicos de la picadura.

Revisión completa de autos aprovechando que hay un montón de tierra para subir los coches y colocar unas gomas que eviten ruido en el cubrecárter con los baches.

Pensábamos que estábamos cerca de la frontera porque nos indicaba Donec’k muy cerquita pero es que hay un Donec’k de Ucrania que no contábamos con él porque pensábamos que era el de Rusia, justo en la frontera. Descubrimos que cuando llegamos a él nos quedaban aún 200 km más. Nos perdemos al menos dos horas en la enorme Donec’k. Es el tercer día en Ucrania y ya vamos leyendo cirílico con bastante soltura.

Nos para la policía para pedirnos la documentación y sin problemas, todo en regla. Buscando hotel ya anochecido llegamos a la frontera a las 20,15 h y vemos que el de la frontera nos hace señales de que entremos. Nosotros pensábamos que estaba cerrada. Así que sin querer nos metemos a pasar la frontera. Pasaportes, papeles, etc. y cuando nos dicen que pasemos a retirar el pasaporte el paisano de la taquilla me dice en buen inglés que si queremos el sello nos cuesta 20 $. Le pregunto que porqué y ya parece no saber inglés. Al final 20 $ del ala nos cuesta el sello para el paso de frontera. Salimos de la frontera ucraniana y llegamos a la rusa, pasaportes, rellenar formularios, hasta el momento lo típico. Nos sellan los visados y un tipo con una linterna nos dice en ucraniano que vaciemos el coche por completo y que pongamos el equipaje en fila. Manos a la obra, todo fuera. Pienso que se apiadaría de nosotros cuando viera todo lo que llevamos, pero no. Revisa todo, nos intenta levantar la caja de herramientas diciendo “present, present” pero evidentemente no se la damos.

Al sacar las cosas en la frontera nos dimos cuenta de todo lo que habíamos cargado en la Adrada. Nos parecía imposible que todas esas cosas cupieran en un Ford Fiesta. A cargar todo de nuevo en el coche, sólo que ahora no entra todo por lo tardamos bastante en cargar de nuevo los coches. Seguimos a un paisano enorme que me hace rellenar un formulario de “customs” que no tengo ni idea, me grita en ruso lo que debo poner y me equivoco. El comienza a echar rezos en ruso muy cabreado y me da otro papel. Al final todo bien.

Ayudo a Luis a rellenar otro. Me manda al jefe, ¡allá que voy! y cuando llego me echa de muy mala hostia. A esperar. Luego me llama y empieza a rellenar un papel oficial que creo que nos va a costar una pasta, pero al final no nos cobra nada. Salimos de la aduana a las 12,15 h, cuatro horas después. ¡No está mal!

Salimos buscando hotel a las doce de la noche y en el primer pueblo que atravesamos está todo el mundo borracho. No hay nada. Llegamos a un hotel de “ángeles de infierno”, moteros de choper que no nos dejan entrar porque no admiten tarjeta ni dólares.

Seguimos dando vueltas por la autopista hasta que encontramos otro hotel que nos deja dormir todos juntos en una misma habitación, dos en el suelo y dos en cama, y podemos pagar en dólares. Ajustamos el precio por habitación, cena y desayuno. Cenamos, sin saber muy bien cómo pedir la comida y después nos pasan la factura de la cena. Viene el mafioso del jefe y dice que no era lo acordado y que debíamos pagar la cena. Al ver que no hacíamos caso nos deja ir a la cama sin pagar. Cenamos a las 3 de la mañana en un garito de lo más extraño ya que había una tipas que parecían prostitutas y donde dejamos los coches a las 2 de la mañana estaban trabajando en un taller mecánico dentro del hotel.

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