miércoles, 5 de agosto de 2009

Miércoles, 5 de agosto

Nos levantamos más animados, pues sólo nos quedan unos 200 km de pista, si alcanzamos este punto no creemos que haya problemas para llegar a Ulan Bataar con los dos coches. Partimos tranquilos, la pista es algo mejor. A medio día está nublado y se ven tormentas alrededor.

Requera de agua
Paramos a comer y cuando se están haciendo las lentejas y está la mesa puesta cae una tromba de agua que hace que vayan regueras enormes de agua (más bien barro) por todos lados, incluso por encima de los puentes. En el Gobi la tierra no absorbe nada de agua y cuando llueve un poco, el agua corre hasta que llega un lugar donde no puede correr y lo inunda.

Comemos dentro del coche las lentejitas con patata y salimos con un poco de miedo por las enormes regueras.

Jeni comiendo las lentejas
para que vea su madre lo
bien que come
Vamos atravesándolas sin problemas durante toda la tarde, bastante divertido y ¡por fin! llegamos a la ansiada carretera. Ya parece más cerca el buen término de este viaje.

Cogemos carretera, visitamos un sitio de peregrinaje budista muy chulo, continuamos y antes de llegar al pueblo grande donde pensábamos dormir la carretera está en obras y nos echan a unas pistas en paralelo a la carretera. Nuestro gozo en un pozo.

Sitio de pereguinaje budista
Dormimos en un hotel familiar muy majo y cuidado. La hija estudia economía en Ulaan Bataar y está de vacaciones ayudando a los padres, habla un poquitín de inglés y charlamos bastante durante la cena. Duchita de agua caliente, qué lujo. En mi pelo vuelve a entrar el peine.

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