El tolé ondulé es realmente espectacular, a veces parece que se va a desmontar el coche. Tienes que ir muy despacio o muy deprisa. Decidimos esta última opción de nuevo, así circulamos entre 60 y 70 km/h flotando sobre las crestas de lo que Luis llama onduline bajo teja.
Camellos abrevando
Luis y Jenny nos esperan en un cruce de caminos donde hay unas yurtas, alguna casa, un pozo y unos camellos abrevando. Cogemos agua del pozo y damos algunas cosillas a los chavales.Continuamos y a la hora de la comida Luis para y dice que su coche tiene un ruido muy fuerte y que parece que se va a partir algo. Así que a reapretar todas las suspensiones. No encontramos nada raro, ni flojo y se lo achacamos al tubo de escape.
Seguimos marcha y llegamos a Altai, donde echamos gasolina, buscamos el mejor hotel que dice la guía (el único que tiene duchas de agua caliente) y allí nos quedamos. La ducha en realidad es única para las tres plantas de habitaciones. El hotel es bastante casposo, pero no de los peores, las habitaciones sucias, sábanas también y todo avejentado.
Nos subimos la botella del gas y los aperos para cenar, pues tenía restaurante pero estamos totalmente saturados del corderazo, por no llamarlo ovejo.
La recepcionista es muy maja le ayudamos a rellenar una solicitud de visado para viajar a Suiza.
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